Frío polar en Río Grande: la sensación térmica alcanzó los 20 grados bajo cero

La ciudad de Río Grande atraviesa una ola polar con temperaturas extremas que no se registraban desde hacía quince años, y que generan múltiples inconvenientes tanto para los casi 100 mil habitantes del distrito fueguino como para sus autoridades.
El jefe de la Estación Astronómica Río Grande, José Luis Hormaechea, confirmó que el récord de temperatura negativa de este año se produjo ayer a las 8.42 de la mañana, con un registro de 14,9 grados centígrados bajo cero y una sensación térmica superior a los 20 grados negativos..

“Para hoy se pronostica más frío y las condiciones recién cambiarían el jueves. Esta seguidilla de valores tan bajos no se producía desde junio de 2005, cuando la temperatura media de la segunda quincena fue de 0,5 grados negativos y se registraron valores extremos de 12 grados bajo cero”, detalló el especialista.

Según estadísticas oficiales del Servicio Meteorológico Nacional, el registro más extremo para la zona todavía lo ostenta el año 1984, cuando se verificaron 22,2 grados negativos, el 19 de julio.
20 años antes, el 25 de junio de 1964, Río Grande soportó también una temperatura extrema de 20 grados bajo cero.
“Estamos viviendo temperaturas extremas y constantes por más de una semana, que no se producían desde hace mucho tiempo. Esto ha provocado complicaciones. El municipio está utilizando todos los recursos disponibles para afrontar una situación extraordinaria”, sostuvo el intendente de Río Grande, Martín Pérez.

Las bajas temperaturas sostenidas en el tiempo repercuten en la provisión de servicios básicos como el agua potable.
Los inconvenientes oscilan desde el congelamiento de las tomas de agua cruda en las plantas potabilizadoras, hasta el colapso de las instalaciones domiciliarias.

Otro punto crítico es la calefacción, en especial en los barrios más vulnerables donde no existe tendido de gas natural y las personas utilizan tubos o garrafas para calentar sus hogares, cuando no salamandras a leña.
“En mi casa tengo gas natural y aun con calefactores al máximo nos cuesta mantener la temperatura. Estamos todo el tiempo con pulloveres. Me imagino la situación en los sectores con gas envasado o leña”, relató José, un vecino riograndense.
El municipio asiste desde las áreas sociales a los barrios más vulnerables y también recomienda a toda la población el uso racional de los servicios públicos.

Por su parte la Secretaria de Planificación, Inversión y Servicios Públicos de Río Grande, Silvina Mónaco, explicó que uno de los puntos sensibles durante la ola polar es la Planta Potabilizadora “El Tropezón”, principal fuente de agua potable de la ciudad.
“Tenemos que controlarla en forma permanente para que no haya congelamientos y para mantener los niveles de reserva que nos permitan asegurar el abastecimiento”, indicó Mónaco.

Las autoridades también recomiendan a la población no dejar canillas abiertas durante la noche (lo hacen para evitar el congelamiento) y resguardar las cañerías domiciliarias a por los menos 1,20 metros de profundidad, con protección aislante y evitando las llaves externas.

La circulación vehicular también se vuelve más peligrosa durante la ola polar: las calles heladas se vuelven resbaladizas aún para rodados con cubiertas de invierno (se utilizan clavos o compuestos de sílice) y los accidentes viales tienden a multiplicarse, igual que los de peatones por caídas en la vía pública.

El frío extremo de la ciudad fueguina se combina con la crisis sanitaria por el coronavirus, que todavía restringe actividades e impide el desarrollo de las clases o los eventos de más de diez personas.

Fuente: El Diario del Fin del Muno